miércoles, 18 de junio de 2008

POSTALES DE QUERETARO

- Te lo juro abuelita, entro de puntitas y ni ruido hago. Es que dejé ahí adentro mis coches- dijo el niño poniendo cara de norrompounplato.
- Pero mejor espérate a que se despierte tu abuelo, ya casi acaba la siesta- Dice temerosa de la furia en caso de que el cónyuge se despertara.
- Ándale, es que ya me aburrí, nada más los agarro y me salgo. Ni se va a dar cuenta- Sabedor de que la hubo ganado con la anterior cara.
- Está bien, pero rápido y te veo desde la puerta.
Entra el niño histriónico, haciendo como que camina de puntitas. La abuela sonríe ante el único nieto, receptor de todo su consentimiento. La sonrisa se torna en una mueca, para posteriormente convertirse en un silencioso "No, no" cuando ve al malandre dirigirse hacia el abuelo quien plácidamente dormita en el sillón. El niño ve la cara plácida, enmarcada por una corona de blanco pelo y una lustrosa frente que llega al occipital. Antes de seguir el maquiavélico plan que se forjó desde que el abuelo comentó su siesta en la comida, voltea a ver a la abuela y sonríe malévolamente. Para posteriormente inhalar aire y decir un triunfal:
- ¡SOY UN ANIMAL! y sacudir al abuelo.
Acto seguido el abuelo corta el habla con la abuela y nuera, sabedor de que ellas incitaron al pobre chiquillo a hacer maldades.

No hay comentarios: