domingo, 29 de junio de 2008

POSTALES DE TLALPAN 5

Se ve un largo pasillo, mal iluminado a pesar de ser medio día. Yo que pensé nunca iba a ir a este tipo de lugares. Entrego el dinero y me señala el camino sin voltear la mirada. Tengo que contar seis puertas del lado derecho y encontraré mi destino. Paso por habitaciones llenas de azulejos, lo que debió ser blanco ahora es gris, en algunas hay camastros, otras están vacías. Definitivamente tuvo mejores épocas. Camino sigilosamente, no quiero toparme con nadie o hacerme notar, cosa que sucede. Entro al cuarto que se me asigna, cierro la puerta con el pie, me desnudo sin tocar las paredes. Empiezo a sudar, el miedo de que vuelva el dolor. Siento algo en mi interior, empieza en el hipogastrio, va aumentando de intensidad, hasta llegar a ser insoportable. Cierro la boca, no puedo emitir ningún sonido. Aprieto mis desnudas rodillas con las manos, tratándo de sostenerlas, me tiemblan las piernas. Ahora el dolor se convierte en sonido, proviene de mis entrañas. Las piernas pierden su fuerza, aprieto los ojos, pienso que estoy en cualquier otro lugar. Y de pronto se libera toda la tensión, los músculos se relajan, por un momento pierdo el equilibrio sin llegar a tocar la inmunda taza. Me quedo viendo el rollo de papel que me encomendaron regresar a la salida y juro en voz alta: "No vuelvo a comer tacos del Chupacabras..."

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