martes, 9 de septiembre de 2008

CANIJA HAMBRE

La mejores quesadillas se hacían en casa de mi abuela Meche, sin ingredientes especiales ni mucho menos, lo que sí era requisito era la compañía de todos los primos y comerlas mojadas mientras jugábamos en la alberquilla.
Por más que perfecciono la técnica de hacerlas (el alimento más socorrido por su servidor a fines de quincena), no he podido lograr que me sepan igual.

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