martes, 2 de septiembre de 2008

PURAS VERGÜENZAS

Es de noche, en San Miguel, en una comida que ya se hizo cena. Interrumpe la plática un acento caribeño: "Y usté, ¿de que conoce a Tania?". Miro hacia el emisor, el cual dirige uno de sus ojos hacia un servidor y el otro al infinito. Sin saber cual de los dos obedece, y cual es el que se mueve a su propia voluntad, volteo hacia mi derecha. Para mi sorpresa no hay nadie, a lo que responde aún más molesto: "Si es a usté, ¿de qué conoce a Tania?".

Y más pena ajena fue haber cedido a la mordida. Lo que me consuela queridos dos lectores es  ¿quien no lo hubiera hecho después de que le muestran a uno las esposas?

2 comentarios:

Jesús dijo...

Quien sabe. Igual y te hubiera gustado lo de las esposas.

Grajales dijo...

Por eso saqué el dinero, para que se armara lo de las esposas, jaja.