martes, 23 de septiembre de 2008

NO HAY TEMOR A DIOS

Todo en la película hacía parecer al road trip y posteriores vacaciones en la playa semi-virgen excelente idea. Y lo mejor, se adaptaba a nuestro presupuesto. 
Nos embarcamos cuatro post-púberes en lo que cualquier narrador en off nombraría como una "Life-changing experience". Todo listo, la reservación en el bungalow, el microcoche retacado hasta la canastilla (prestada) en el techo, hieleras, pocos víveres, maletas llenas de ropa.
Para no hacer el cuento largo, llegamos a una playa semidesértica con todas las conveniencias necesarias; taquería, vendedores de cocos, renta salvavidas, dos bares con show trasvesti, un canal de aguas negras a escasos 5 metros, el soundtrack de studio 54 y el disco de los hombres g.
Hasta la fecha tengo flashbacks.

No hay comentarios: