domingo, 16 de noviembre de 2008

COSAS GRANDES

Mis padres, siempre preocupados por su precaria economìa, y siguiendo el ejemplo de los abuelos, compraban los artículos de sus hijos en varias tallas más grandes.
Por citar algún ejemplo los zapatos, más de un vez me caí de la escalera con los recién estrenados zapatos de la escuela (comprados en la Canadá del centro).
El arremangar el pantalón, so pretexto de que así se usa (por lo menos en los 80s).
En mi caso, la bicicleta que tenía que subirme a un escalón para poder abordarla, lo doloroso que era al frenar de emergencia y tener que bajar las dos piernas para detenerla. La única ventaja de la Bennotto aquella era su ligereza, que comprobé las numerosas ocasiones que me cayó encima.

1 comentario:

El propio Tomás dijo...

Ja, ja. Recuerdo haber hecho una escena espantosa en el Centro Bicicletero de Celaya, porque a fuerzas quería la Fórmula Uno, y no me la querían comprar porque decían que era corriente. Y bueno, me la compraron.