domingo, 23 de noviembre de 2008

VISTO EN TLALPAN

Acá a unos pasos, una mujer ha decidido dejar de bañarse (la apoyo, la higiene está sobrevalorada), olvidarse de las banales modas, las inclemencias del tiempo, y como paracaidista vivir en las escaleras de un banamex.  Cualquiera que quiera entrar a la sucursal o usar el cajero debe esquivar montones de cajas, macetas, frascos y bolsas cuidadosamente acomodadas.
Lo que obtiene de las donaciones de conductores y transeúntes, lo gasta al final del día en el mercado de flores que está en contraesquina a su hogar.
Un día a falta de dinero, le ofrecí una manzana. No la aceptó, mientras sonreía mostrando sus tres dientes.
A ver si ahora Marcelo y sus camionetas del IASIS no la atrapan y la traen a valoración, porque luego quien cuidará del jardín que poco a poco invade el banco.

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