viernes, 4 de julio de 2008

ARRIVOS Y DESPEDIDAS

Sonará raro pero me acuerdo de cuando naciste, un sábado. Me había quedado a dormir en casa de mi abuelita Meche y me dijeron que me levantara rápido, que tenía que ir  a ver a mi mamá (que según yo estaba fuera desde hacía varios días). Nos subimos en el caribe amarillo de mi tío y llegamos al hospital. Me recibió mi mamá dormida, y mi papá sonriente, diciendo que me habías traído un coche de control remoto. Estupefacto de que a mi madre le hubieran sacado un niño y un coche de control remoto de 60 centímetros de la panza, pregunté por ti. Me dijeron que estabas en un cunero, y que todavía no abrían (monjas flojas), Y me regresaron a mi casa, sin mamá, sin nuevo hermano y sin pilas para mi coche.

Me acuerdo que ya me dejaban manejar el lanchón de mi mamá, era un sábado temprano. Llegamos a la casa de mi abuelita Meche. Se bajó mi mamá, y yo me quedé estacionando el coche. Entré a la casa y no me sorprendió oír llantos. Sabía que ya te ibas a morir, pero no pensé que nos estuvieras esperando. Sigo pensando cómo le hiciste para aguantar tanto tiempo con sorbitos de Ensure y viendo al presidente en tu cuarto. Ya ni me acerqué a tu recámara, sólo le marqué a mi tía Susana y le dije: Nada más te hablaba para avisarte que se murió tu papá.  

No hay comentarios: